viernes, 8 de marzo de 2013

Natalia Ginzburg, sobre escribir

Juan Forn nos cuenta : "Años después, en un librito monumental llamado Las pequeñas virtudes, confesó: “A veces pienso que no he sido desgraciada en mi vida, que soy injusta cuando acuso al destino de haber tenido tan escasa benevolencia conmigo, porque me ha dado mi oficio. No podría imaginar mi vida sin él. Ha estado siempre ahí, no me ha dejado nunca, cuando lo creía dormido su mirada vigilante estaba puesta en mí. Nunca fue un consuelo, una distracción, una compañía. Es un amo. Hay que tragar saliva y lágrimas, apretar los dientes y servirlo, cuando él nos lo pide. Entonces nos ayuda a mantenernos en pie, a vencer la locura, la desesperación y la fiebre. Pero debe ser él quien manda, debemos saber que se negará a prestarnos atención si se la pedimos. Sé muy bien que soy una escritora pequeña. Si me pregunto ¿escritora pequeña como quién?, me entristece pensar en otros nombres, así que prefiero creer que nadie ha sido nunca como yo, por pequeña que sea, aunque como escritora sea una pulga o un mosquito”.http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-215311-2013-03-08.html